Este escrito no tiene una intención de análisis político, sino una mirada lógica sobre el resultado de las recientes elecciones argentinas donde salió elegido como presidente el señor Mauricio Macri.
Una mirada lógica sobre la actualidad tiene la intención de ver la realidad como respuesta. Una mirada lógica no sólo carece de análisis político, sino también carece de un análisis ideológico, intelectual, filosófico o moral. El que os escribe no le puede importar menos esa mirada de esta actualidad.
El resultado de estas elecciones nos está informando sobre el estado concreto de la conciencia colectiva de los argentinos, y también de la conciencia global (no podemos separar al argentino de su contexto global). La elección del llamado "representante del pueblo" nos muestra donde se encuentra en estos momentos el pueblo. Me importa muy poco si el presidente electo tiene la capacidad de dar respuestas a la actualidad argentina, porque sé de antemano que no la tiene. El representante del pueblo no es el que da respuestas a la realidad de ese pueblo, sino es el pueblo, en su vínculo colectivo e individual, quienes tienen la capacidad de ser la respuesta a la realidad. El representante simplemente nos muestra el estado de madurez colectivo. Nos muestra donde estamos realmente.
La elección de una persona que carece de una tendencia partidista marcada, o al menos eso parece, ya que no es ni radical ni peronista, una persona que carece de ideología determinada, nos está mostrando un potencial colectivo que empieza a operar más allá de la polarización ideológica. Nos muestra que el colectivo empieza a ver que la distinción separada y atomizada entre la izquierda y la derecha no es más que una ilusión de la percepción. El inicio de un desplome de las ideologías definidas, de las tendencias partidistas polarizadas, de la separación ente la pregunta y la respuesta, entre existencia y propósito, entre masculino y femenino, empieza a abrir potenciales de percepción que empieza a ver el vínculo, y no la separación, entre los principios.
Además carecer de una ideología determinada es la mejor noticia para aquél que quiere ser funcional y operativo en un presente de variables siempre cambiantes y móviles, donde la tendencia de cambios imprevisibles crece exponencialmente. La ideología fue una herramienta que funcionó en otro momento del espacio-tiempo, pero en la realidad en la que nos encontramos la ideología es una losa pesada que cargamos debido a una referencia romántica del pasado que nos inmoviliza para tener una habilidad de respuesta operativa, dinámica y líquida. Cuando carezco de una definición dada por el pasado, puedo abrirme al presente desde una posición más neutra, y desde ahí poder ver la respuesta con mayor claridad.
Una tendencia que se abre más a la exploración de los potenciales de las personas, más que al cuidado y protección de las personas. La tendencia estatal de cuidar y proteger a sus ciudadanos es el resultado de una inmadurez colectiva de los ciudadanos. Precisamos de un estado regulador de los potenciales de las personas cuando las personas carecemos de una madurez para auto-gestionar nuestros propios potenciales. Esta evidencia puede resultar dolorosa de ver para los que operan desde ciertas ideologías y valores, pero es difícil de discutir si somos honestos. Ahora igual de doloroso es darnos cuenta que no tenemos la madurez suficiente para auto-gestionar nuestros potenciales, y por eso aun requerimos de regulación e intervención estatal y legal. Al carecer de una madurez de coherencia lineal y vincular, precisamos de un tercero que nos gestione los vínculos. Esto también es difícil de discutir.
Ahora, el que me esté leyendo esto pensando que lo que digo es que Macri es mejor representante que Scioli para dar respuestas a la actualidad argentina, quiero desilusionarles de golpe. Macri o cualquier representante estatal no son mejores en dar respuestas a la realidad, pues el que está capacitado para ver la respuesta de la realidad es aquél que vive en ella. Dicho de forma simple, solamente las personas, llamémosles ciudadanos, somos los capacitados de ser la respuesta de la realidad, pues somos los que la vivimos. Un representante, un presidente, un legislador, no tiene esa capacidad, por mucho que piense que la tenga. Pensar que Macri es mejor representante que Scioli, o al revés, parte de una ilusión de la percepción: otro puede gestionar tu realidad mejor que tú. Esta ilusión de la percepción nos muestra la inmadurez, la carencia de auto-referencia, la lógica de los “cuidadores y los cuidados”, la dependencia paternalista.
Por ello, le pido al presidente Macri solamente una cosa: que nos desilusione cuanto antes, para romper la creencia arraigada de que un intermediario responde mejor a la realidad que aquel que la vive. La realidad es la respuesta, y aquél que la vive es el más capacitado para verla. Nuestra realidad es una respuesta que se despliega antes nuestros ojos en cada momento. Seamos capaces de estar disponibles para abrirnos honestamente y de frente a la realidad como respuesta, y que podamos vincularnos a la perspectiva más amplia desde donde se fundó la pregunta abstracta de dicha realidad concreta.
(Aporte de David Williams Garrido)
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